Tres tipos de decisiones

🔊📖🐔 EL CANTO DEL GALLO

🗓️ 22/2/2025

SERIE: SÁBADOS DE CAMBIO ↪️ 

Título: Tres tipos de decisiones

📖 Éxodo 33:1-11

Hoy vamos a considerar tres tipos de decisiones que podemos tomar en la vida. Sólo una de ellas nos guiará a un cambio verdadero, a una vida de triunfo espiritual. Las otras sólo nos mantendrán en una existencia mediocre o, peor aún, en el fracaso extremo.

    1) Decisiones voluntarias equivocadas
    
    Dios declara que el pueblo de Israel es "duro de cerviz". Básicamente, les dice a los dos millones de personas que son "cabezas duras", tercos, necio, "cabezones". ¿Por qué? En Éxodo 32 observamos la razón: a pesar de haber sido libertados por el Jehová, ellos decidieron inventarse un dios que los sacó de Egipto. ¿Acaso no experimentaron los milagros de las plagas, la columna de nube y fuego, el cruce del mar rojo, etc.? Sí, pero decidieron voluntariamente reemplazar a Dios por otra cosa.
    
    2) Decisiones forzadas

    El pueblo no se arrepiente. A pesar de la tontera enorme de crear un becerro de oro con sus propias manos y decirse a sí mismos que eso era su dios, los israelitas permanecen inmutables ante su horrendo pecado. En consecuencia, Dios les dice: "quítense sus ropas de gala para que nos los destruya". Quitarse los atavíos era una señal externa de arrepentimiento. Precisamente, estas ropas habían sido obtenidas desde Egipto, donde Dios les favoreció haciendo que cada egipcio estuviera dispuesto a darles todo lo que ellos pidieran. De pobres esclavos a ricos ciudadanos de una nueva nación en un abrir y cerrar de ojos. Pero, sólo por el temor de ser consumidos para siempre, tomaron la decisión de quitarse los vestidos finos para agradar a Dios. La señal de luto no fue voluntaria, fue forzada por conveniencia.
    
    3) Decisiones trascendentes

    Dios les dijo que su Tabernáculo, la tienda donde se manifestaría su presencia, ya no estaría en medio del campamento, sino afuera de él. Moisés cada día iba al tabernáculo a conocer la voluntad de Dios. En cada ocasión, al ver la manifestación de la presencia divina, cada israelita se paraba a la puerta de su tienda, y esperaba que Moisés finalizara este culto. Los ciudadanos acataban una decisión religiosa, una especia de ritual diario. Sin embargo, una persona se distinguía en el pueblo. Josué, en lugar de cumplir con un rito y sólo esperar que Moisés finalizará el culto, se quedaba permanentemente en el Tabernáculo. No lo hacía por obligación, ni por religiosidad, sino por convicción. Muchos hicieron lo que debían hacer, pero Josué permanecía en el santuario porque lo quería hacer. 
    
Reflexión:

    ¿Qué decisión me identifica? ¿He decidido reemplazar a Dios por un ídolo? ¿Priorizo más mis bienes, mi familia, mi trabajo, mis acciones antes que Dios? ¿Buscó a Dios porque no veo otra opción para solucionar mis problemas? ¿Una enfermedad, una pérdida, una angustia son los forzadores para seguir a Jesús? ¿O soy discípulo de Jesucristo, sólo por amor, aunque los demás dejen de hacerlo? ¿Quiero ser un adorador permanente cómo Josué?

Eleazar Salomon (Dean Funes – Córdoba)