🔊📖 Centro Cristiano y Misionero ETERNIDAD
🗓️ Martes, 29/10/2024
Serie: Como si fuera mi último día Versión 2021
2/ Las últimas palabras de SANSÓN
📖 Lectura: Jueces 16:23-31 “Muera yo con los filisteos” (Jue. 16:30)
Sansón era el prototipo del héroe solitario, que cuando intervenía era imparable, pero sus intervenciones en la carne trajeron problemas a sus padres, a la familia de su primera esposa, y a los pobladores de algunas ciudades. Pero su última acción bajo el grito de: “muera yo con los filisteos”, trajo liberación.
Muera yo. Esta frase resume la vida que agrada a Dios “muera yo”. Muera yo a mis planes para que se haga Su voluntad, muera yo a mis aspiraciones para que llegue a la altura de Cristo, muera yo a mi ego para que Él lo sea todo, muera yo a mis derechos para que El crezca y yo mengue, muera yo a mis pasiones para vencer la tentación. ¡Cuán grande lucha tengo conmigo mismo! ¿Te pasa lo mismo?
Cada día debo batallar en tres frentes: el mundo, Satanás y la carne. Los dos primeros están fuera pero el tercero lo veo cada mañana en el espejo y muchas veces exclamo como lo hiciera el apóstol inspirado “¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?” (Ro. 7:24). El Señor nos dice: “haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia que es idolatría” (Col. 3:5)
Con los filisteos. Al grito de “muera yo con los filisteos” las columnas cedieron, y todos murieron aplastados. Mientras el techo caía y las piedras lastimaban sus carnes, mientras escuchaba los gritos de desesperación y agonía de los filisteos, Sansón se sintió vengado. Pero el grito victorioso del cristiano es “muera yo con Cristo”. Esta fue la rúbrica que Pedro quería dejar “aunque me sea necesario morir contigo” (Mt. 26:35).
Que el lema de tu vida y la mía sean las de Pablo “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo más vive Cristo en mí. Y lo que ahora vivo en la carne lo vivo en la fe del Hijo de Dios el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gá. 2:20). “Cual vestidura regia allí, la sangre cubre al Salvador; y pues murió Jesús por mí, por Él al mundo, muero yo”. Amén
(HAG)